Puede que esta frase le provoque dolores de cabeza a las personas que se dedican a crear obras artísticas, inventos o que tienen planes de negocio que consideran muy novedosos.

Es más, quizá les genere decepción o hasta indignación saber que cualquiera puede usar su misma idea.
Pero calma, esto no significa que no haya manera de protegerte.
Aunque ni la propiedad industrial ni los derechos de autor protejan ideas, sí protegen la forma de expresión y/o materialización de éstas.
¿Por qué es esto así?
Intenta maginar que alguien pudiera apropiarse de la idea de hacer canciones de desamor o películas sobre la guerra.
¿Qué pasaría si sólo una persona pudiese crear una vacuna contra el Covid-19?
¿Sería justo que solamente un restaurante pudiera vender hamburguesas con papas a la francesa de guarnición o que únicamente una persona tuviera derecho a publicar anuncios en las paradas de autobuses?
Si así fuera, se bloquearía significativamente la generación de contenido cultural, la competencia económica y la innovación.
Como resultado de esto, se evitaría que mejores creaciones o inventos llegaran al mundo; a esto se le conoce como la tragedia de los anticomunes.
También representaría una contradicción enorme, si consideramos que uno de los objetivos de la propiedad intelectual es incentivar las creaciones e innovaciones.
¿Qué se puede proteger entonces?
Se protegerá la letra y música de tu canción pero no la idea de crear algo con base en el desamor.
De igual forma, tu pintura o fotografía pero no podrás impedir que alguien más pinte un paisaje o fotografíe una montaña ni tampoco podrás prohibir que alguien más haga un software o app para los mismo fines que la tuya, a menos que se robre tu código.
Asimismo, en temas de invenciones, cualquiera podrá intentar solucionar el mismo problema que tú pero tendrá que desarrollar una solución distinta; pueden haber muchas vacunas que intenten combatir la misma enfermedad pero sus formulas no deben invadirse entre sí.
Finalmente, en lo que respecta a las ideas de negocio o métodos de enseñanza, por mencionar algunos, podrás proteger tu marca, la imagen comercial, impedir que alguien te imite descaradamente para crear confusión el público consumidor (competencia desleal) y si cuentas con secretos industriales, tendrás la opción de restringir el acceso a éstos, pero nunca tendrás la exclusividad de una idea.
Debido a todo lo anterior, no te queda de otra que buscar ser la mejor opción.
En lugar de buscar ser la única persona con una idea, mejor piensa en ser la que mejor la desarrolló.
Porque esto es precisamente lo que busca el sistema de propiedad intelectual: beneficiar a las creadores sin impedir la generación de creaciones, recursos o inversiones nuevas que puedan ser mejores que las tuyas, protegiendo así, también el crecimiento del arte, ciencia, tecnología y al público consumidor.
Probablemente si tomas esto en cuenta, la frase ya no te provoque decepción ni indignación.
Todos los derechos reservados © Adrián Ricardo Flores Lozano. 2020