Mario Bros está con MORENA

Jesús González Pérez afirmaba, en otras palabras, que el pueblo es soberano únicamente el día de las elecciones pero que apenas al día siguiente de éstas, volvemos a ser simples administrados frente a los gobernantes.

Fotografía: Sdp noticias

Deprimente observación si consideramos que las elecciones en la actualidad parecen estar reducidas a una encuesta de popularidad ¿Será que la democracia sin información adecuada ni educación puede terminar por traicionarse a sí misma?

En este sentido, las candidaturas de ex futbolistas, luchadores, comediantes, actrices, actores, payasos, conductores que nos mandan a “chingar a nuestra madre” a complacencia y demás figuras populares, parecen exhibir una triste realidad: entretener convence.

Diviérteme.

La idea de acudir a formulas de popularidad garantizada no sólo parece estar presente en la asignación de candidaturas sino también en la elección de spots y elementos de mercadotecnia electoral.

Mucho mejor que experimentar con los gustos de la población es acudir a éxitos comprobados.

Eso debió elegir el equipo del diputado veracruzano del PRI, Antonio Tarek cuando en 2015 decidió no encargar la composición de una nueva canción sino simplemente cambiarle la letra a Happy de Pharrel.

Misma línea de pensamiento que debió seguir José María Frausto Siller, candidato también priista, a la alcaldía de Saltillo que sin embargo fue más lejos: No sólo le cambió la letra a “Suave” de Luis Miguel sino que además usó imágenes tanto del vídeo oficial de la canción como de las presentaciones en vivo del cantante.

Si el candidato de MORENA a la alcaldía, también de Saltillo, Armando Guadiana se viste de Super Mario ¿Por qué el partido Fuerza México no podría utilizar a la Pantera rosa en sus mitines y videos en redes sociales?

¿Qué le impide a Victor Fernel Guzmán crear una versión pirata de un juguete Funko Pop? ¿O a todos los políticos que usaron imágenes de Star Wars el día 4 de mayo?

La lista podría continuar por muchísimos renglones más.

¿Propiedad Intelectual?

Entendamos a la propiedad intelectual (simplificando en exceso) como una facultad de autorizar y prohibir.

Esto incluye derechos de autor respecto a la música, fotografías o vídeos, derechos conexos de productores de fonogramas y videogramas, artistas, intérpretes y ejecutantes, hasta marcas y registros de personajes.

Muy cercanos también están los derechos de imagen de los que gozamos todas las personas.

Así, usar una canción o un vídeo en un spot sin permiso, viola tanto los derechos de autor de quien la creó como los derechos conexos de sus intérpretes, actrices, actores y productores; modificarles es muchísimo peor porque implica también una violación a los derechos de integridad.

Misma situación con el uso de personajes que pueden estar protegidos por marcas y/o reservas de derechos ya que se trata de utilizaciones no autorizadas que incluso pueden ser contrarias a las intenciones de sus titulares, similar a lo que ocurre con los derechos de imagen de personajes famosos incluidos, sin aviso previo, en las campañas electorales.

¿O será que Luis Miguel sí aceptó aparecer en el spot del candidato a la alcaldía de Saltillo cantando sobre la magia que tiene su manera de gobernar?

¿Por qué lo hacen y por qué no pasa nada?

Ya hemos mencionado en otras ocasiones que este tipo de derechos dependen de la voluntad de sus titulares, es decir, si no se enteran o no les importa, no habrá consecuencias (salvo algunas excepciones en casos de piratería que son perseguibles de oficio).

Tomemos en cuenta que uno de los debates más antiguos relacionados con la propiedad intelectual y avivado en exceso desde la popularización del internet es el de si la cultura debe ser libre.

A pesar de las diferentes posturas y de que han ido surgiendo diferentes tipos de licencias para los contenidos protegidos, la innegable realidad es que tenemos la costumbre de copiar, pegar y modificar, es decir, de tomar todo lo que encontramos en internet como si fuera propio y transformarlo a nuestro antojo sin que pase nada.

Las agencias encargadas de llevar las campañas no escapan de esta realidad

Mal indicador.

Quisiera pensar que en no pocos casos los partidos son suficientemente cuidadosos y solicitan licencias para realizar estos actos pero desgraciadamente mi pesimismo y algunas experiencias me dicen lo contrario.

Más de una vez he sido contactado por casas productoras que me preguntan si tendrán problema al atender pedidos de partidos políticos de cambiarle la letra canciones famosas para volverlas spots electorales.

Todas las veces que he respondido que por supuesto que lo habrá, invariablemente he recibido la misma respuesta de los representantes de los partidos: “Pero no pasa nada, ni se va a enterar el artista”.

Y aunque esto último probablemente es cierto no por ello hace que la actividad se vuelva legal y es ahí donde me parece que hay un contrasentido: que quienes aspiren a gobernarnos y a proteger nuestros derechos intenten convencernos ignorando e irrespetando los de terceras personas.

O no saben (grave) o les importa un carajo (más grave aún).

Si ya es bastante patético ver cómo las campañas electorales son básicamente actos de entretenimiento, que éstas a su vez incurran en ilícitos (o hasta delitos) terminan por volverse un pésimo reflejo de la seriedad con la que se toman al estado de derecho y un pésimo presagio para el futuro de este último.

La comedia no falta.

Al menos nos queda reírnos, sirva para ello la siguiente compilación de ilegalidades y demás actos patéticos.

Todos los derechos reservados © Adrián Ricardo Flores Lozano. 2020

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